Cada vez es más difícil encontrar objetos no catalogados en el cielo nocturno, desde hace unas 3 décadas se han venido instalando sistemas de monitoreo automático de todo el cielo nocturno, los cuales noche tras noche ‘barren’ el cielo en busca de nuevos objetos.
Hace 30 años o más, era muy común que los cometas fueran descubiertos por astrónomos aficionados, ahora es rarísimo que un cometa no sea detectado por estos sistemas de monitoreo mucho antes de que se pueda ver con telescopios pequeños. A pesar de esta situación los descubrimientos de objetos celestes reportados por aficionados siguen sucediendo.
Tal es el caso de la nebulosa planetaria PN G75.5+1.7 Esta nebulosa es muy tenue y fácilmente se puede confundir con un artefacto creado por el tratamiento digital de la imagen. Cuando en 2008 se publico el descubrimiento de esta nebulosa muchos astrofotógrafos se sorprendieron ya que esta zona del cielo es muy fotografiada, justamente ahí se encuentra la nebulosa NGC6888 (esquina inferior derecha). En ese entonces revisé mis fotos de esa zona y no era capaz de distinguirla.
Hace un par de días me di a la tarea de averiguar que tan difícil es fotografiar esta tenue nebulosa, la verdad que no es difícil, sin embargo es muy fácil destruirla a la hora de procesar la imagen, así que se tiene que tratar la foto con más cuidado para evitar ‘sepultar’ la burbuja a la hora de ajustar el contraste.
Dejo 2 fotos, una señalando claramente la ubicación de ésta.
La foto la tomé con el siguiente equipo:
- Telescopio Takahashi Épsilon 160
- Cámara Atik 460EX
- Montura Takahashi EM200
- Filtro Astrodon Ha de 5nm
- 30 fotos de 20 minutos cada una